29.4.12



Yo renazco, revivo
y, de mis cenizas, resurjo.
Me reinvento, me rehago,
me reconstruyo
con ladrillos descascarillados
y cimientos raídos,
pero firmes y profundos.
Erosionada, mellada.
Marcada y viviente.
Superviviente.

Inmensa.

Me reivindico y reivindico
mi derecho a resistir,
revuelta y rebelde,
romántica, si quieres,
a todo lo que me arrastre,
sepulte o ahogue.

Rasgada, que no rota.

Rota, que no acabada.



Yo y yo misma, en la costa de Bray, Irlanda






22.4.12


Me llenaste de recuerdos las calles de Sevilla.

Y ahora el aroma de los naranjos invade mis sueños
                                                                                   –contigo–.




16.4.12


Ser o no ser,
esa no es la cuestión.

Pregúntate
quién quieres ser
y quién no quieres ser.

Defínete.

13.4.12


“We're here to re-dedicate you to The Power, The Passion, The Mystery, and The    Ministry of Rock and Roll

Si tuviera una de esas listas de “cosas que quiero hacer antes de morir”, dentro de un mes podría tachar una de ellas.

El 13 de mayo, Bruce Springsteen & The E Street Band vuelven a Sevilla. El 13 de mayo, el Estadio Olímpico de la Cartuja se inundará de rock y poesía, de solos de armónica y saxo, de grandes historias de tres minutos. Y yo estaré allí.

Me dio un vuelco el corazón cuando me enteré y sólo de pensar lo cerca que está la fecha me tiemblan las piernas. He amado pocas cosas tanto como amo la música, y pocos artistas me han llegado al alma como lo han hecho Springsteen y su poderosa banda.

Dentro de un mes estaré escuchando esto en directo y no sé qué va a ser de mí:


Lo único que sé es que va a ser épico.



9.4.12


Tenía un –preocupante– afán obsesivo
por morder sus uñas y la piel que las rodeaba.

Ver cómo desprendía poquito a poco
pequeñas partes de ella sin dolor alguno.

Quién sabe si algún día lograría
hacerse desaparecer
por completo.

6.4.12


Me conformaba con creerme pianista
hasta que te toqué por vez primera.

–siempre supe que se me daba bien
interpretar el romanticismo–.

Así que déjame componer(nos)
en tonos mayores,
y acabar en cadencia perfecta.

Permíteme ensayar nuestra obra
sobre el piano de tus costillas.

Quiero
               hacer música
                                           contigo.


3.4.12

Ey, estás aquí. Te estábamos esperando. Aquí tienes, una mochila cargada de ilusiones, una cantimplora llena de ganas, un bastón que te sostenga cuando te fallen las piernas y una pomada para las heridas que seguro te harás.

Tu viaje empieza aquí, en esta encrucijada. No te molestes en contar cuántos caminos convergen en ella, son infinitos. Y sólo es la primera a la que te enfrentarás a lo largo de tu viaje, que no serán pocas.

No será fácil, como puedes ir imaginándote. A veces se te hará cuesta arriba, o tendrás que caminar sobre terreno pedregoso o enfangado. A veces el tiempo no estará de tu parte: las nubes son caprichosas, se alimentan de tu indecisión y tiñen el cielo de un gris penitenciario que te puede hacer creer que no vas a poder salir de ésta, atrapado eternamente en un cruce de caminos. No te preocupes. Siempre se llega a alguna parte, siempre sale el sol y todo está bien.

El arrepentimiento es una pesada carga que no merece la pena acarrear. Por eso nunca hay que ir hacia atrás, ni siquiera para tomar impulso. Nunca hay que desandar lo andado, incluso si el camino se hace largo y tortuoso, incluso si te encuentras en la autopista al infierno: puede que solo hayas dado un rodeo. Y si ves que el sendero se acaba, no pienses que estás ante un callejón sin salida: siempre puedes caminar entre la maleza. Quién sabe si al otro lado encontrarás tu Shangri-La.

Por último, recuerda: eres tú, son tus huellas las que marcarán el camino. Puede que alguien las siga, incluso puede que alguien sostenga tu mano y camine a tu lado, pero a la hora de la verdad eres tú y el peso de tus decisiones.

Pero no tengas miedo. Aunque no hay brújula que nos indique el norte, aunque no hay mapa que nos señale el destino, siempre puedes mirar el cielo y dejarte guiar por las estrellas.

Y piensa… que realmente no hay final de trayecto. La Tierra es un gran orbe y, como una vez escuché, hay que vivir esféricamente, en muchas direcciones. Y es que, ¿acaso sabéis de algún marinero que haya alcanzado el horizonte?





Y una pequeña aclaración mitológica:

Trivia es la diosa romana de las encrucijadas. Se trata de una divinidad bienhechora. Su efigie presidía los cruces de caminos, lugares vinculados con la magia, pero también presenciaba las encrucijadas de la vida de los hombres y era testigo de las decisiones que tomaban.



Después de esto, ya os podréis imaginar porque elegí este nombre para mi tercera incursión en la blogosfera. Hace relativamente poco tiempo que comencé a tomar las riendas de mi vida y a enfrentarme a decisiones que me afectarían profundamente. Y han sido esos momentos de indecisión, esas elecciones y sus consecuencias, lo que veréis reflejado aquí. Los rincones de mi mente y el reflejo de mi alma (hasta que se la venda al diablo, que ofrece muy buenos tratos el muy truhán). Mi electrocardiograma literario.

1.4.12

Tengo la cabeza atiborrada de cosas que quiero escribir. Como un granero atestado de cualquier manera. Imágenes, escenas, retazos de palabras, figuras humanas… Están llenas de vida dentro de mi cabeza, lanzando destellos cegadores. Y oigo cómo gritan: “¡Escribe!”. Pienso que de ahí tendría que surgir una gran historia. Tengo la impresión de que van a conducir a algún lugar nuevo. Pero, llegado el momento, cuando me siento frente a la mesa e intento expresarlos en palabras, me doy cuenta de que se pierde algo vital. El cuarzo no cristaliza, todo queda en pedruscos. Y yo no llego a ninguna parte.”
[“Sputnik, mi amor”, Haruki Murakami]

Y entre que llego y no llego, entre que me pierdo y me encuentro, entre que elijo un camino o me quedo con cientos…

Aquí me tenéis.