Te siento entre mis dedos

cuando pulso las teclas del piano,

oigo tu voz en su melodía,

me inspiras bellas armonías.

Llenaste de notas

mis días plagados de silencios.

No dejes de ser

la banda sonora de mi vida.

Hoy tengo el día sarcástico.

Yo me entiendo.

Dani Mansutti

“HAY SUICIDAS Y “SUIVIDAS”. AL PRINCIPIO PARECEN EL MISMO, SIENTEN LA MISMA DESESPERANZA. PERO LOS PRIMEROS REACCIONAN MATÁNDOSE, Y LOS SEGUNDOS RENACIENDO. EL “SUIVIDA” TAMBIÉN DESAPARECE, PERO VUELVE A NACER, DIFERENTE Y NUEVO”.

“El Síndrome de Mozart”, Gonzalo Moure

Recuérdame.

Recuérdame por mis sonrisas,

por mi alegría

por mis ganas de vivir.

(Pero no olvides mis lágrimas,

que también atravesaron mi rostro).

Recuérdame por mis palabras,

por las que te susurré al oído,

y te escribí en otros lugares aparte de tu memoria.

(Pero no olvides mis silencios,

que también tenían mucho que decir).

Recuérdame por mis caricias,

por mis abrazos,

y mi piel junto a la tuya.

(Pero no me olvides en la distancia,

que también te siento a mi lado).

Recuérdame como yo te recuerdo,

como algo hermoso,

como algo bello.

Quiéreme como yo te quiero.

(Pero no te ordeno nada,

tan sólo lo deseo).

"El beso", por Gustav Klimt

Poco a poco, mis palabras dejan ser para alguien, y simplemente son.

Las recupero.

Me recupero.

Me recuerdan a ciertas personas, en otro tiempo en el que todo era más sencillo (o al menos, así lo hacíamos).

Pero ya no deberían hacerme pensar en nosotros, porque tú ya no haces aviones de papel para que vuelen hacia mí y yo ya no dejo la marca roja de mis labios en tus mejillas.

Igualmente, siempre te la borrabas.